VENEZUELA ESTÁ EN VENECIA

 

 

Venezuela sí está en la 50ª Bienal de Venecia. Nunca fue retirada y eso lo testifican las autoridades de la Bienal. El catálogo y las demás publicaciones de este encuentro de las artes son otra muestra de esta participación; de hecho, se me permitió una peculiar presentación de City Rooms en los jardines de las afueras del Pabellón Venezuela porque para la Bienal, Venezuela siempre estuvo presente. City Rooms se mostró durante los primeros diez días (tal vez los más importantes) de esta Bienal frente al bello edificio del veneciano Carlo Scarpa que aloja nuestra sede.

 

Decenas de miles de personas y una atención inusual de los medios han desfilado por el cerrado Pabellón Venezuela en Venecia desde el 12 de Junio. Atónitos, unos y otros tardaban en dar crédito a lo que veían: uno de los edificios nacionales clausurado por la censura, además de abandonado, repleto de escombros, ahogado por la basura en medio de la rutilante celebración de la quincuagésima versión de la Bienal más prestigiosa del mundo. Sin credenciales oficiales, gracias a las gestiones de la prensa internacional y a la gentileza de las autoridades de la 50ª  Bienal me instalé desde el primer día en las afueras del edificio de Scarpa, tendiendo un enorme y maravilloso río de banderas entre los árboles y el anuncio de la censura en las paredes. A falta de instalaciones físicas, pude mostrar una parte de mi obra en un reproductor DVD portátil que cargaba conmigo a toda hora. Así, City Rooms ocupó el espacio de los jardines frente al Pabellón Venezuela, convirtiéndose rapidamente en un magneto que atrajo a miles de visitantes y cientos de periodistas, quienes asombrados llegaban a este espacio cubierto por la cinta de banderas que tejían entre la fronda de I Giardini un grito que sobrepasaba cualquier intento de amordazarla. La censura oficial resultó inútil. Dada la naturaleza creadora de City Rooms, una obra concebida originalmente para la Internet, las visitas a los sitios www.cityrooms.net y www.pedromorales.com se multiplicaron hasta llegar a las miles diarias. Medios de comunicación de todas partes, desde Hong Kong y Australia hasta Brazil y EEUU; así como de toda Europa, desde Croacia y Rep. Checa hasta Inglaterra, Alemania e Italia reportaban incrédulos los hallazgos hegemónicos que todavía en el siglo XXI azotan la creación artística.

 

Para sorpresa de muchos, mi presencia en Venecia no se convirtió en una manifestación contra nuestro gobierno, pues eso nunca me ha interesado ni tengo vocación de prócer. Mi interés se centró en defender mi dignidad como artista y el derecho a exigir respeto para la libre creación. En mi mensaje no ha habido un verbo ofensivo, ni lo va a haber. Las cientos de banderas venezolanas que los artistas, intelectuales y gente de la cultura aportaron en solidaridad con mi obra, se convirtieron en marco de un performance en el que Pedro Morales, armado únicamente con su obra, mostraba a quienes allí se agrupaban a montones lo que ellos hubiesen visto dentro del pabellón, en versión solo. Les hablaba con el lenguaje del arte sobre City Rooms, sobre su alcance, sobre su contribución al mundo de las artes, sobre el proceso creativo que la llevó a ser realidad, sobre el trabajo incansable que me llevó a crear cada uno de los componentes, sobre el concepto pictórico que la envuelve, sobre su estética y su concepto, sobre las herramientas de programación que uso en ese mundo inmaterial.

 

Por supuesto, todos querían saber por qué de la censura. La única respuesta razonable ha sido por miopía mental, incluso por la torpeza de alguien que quiso vanamente impedir que se conociera el extenso universo virtual desmaterializado que ha sido creado con City Rooms. Amablemente, la Bienal de Venecia me ha permitido ejecutar la acción que ha presentado City Rooms al mundo. Debo decir que allí no hubo presencia de funcionarios u oficiales de la diplomacia venezolana. Hubo sí un personaje chileno, portador de una pancarta gigantesca con sello del MRE venezolano con la que pretendió cubrir la fachada del Pabellón Venezuela, y que explica las razones por las que se encuentra vedado al público. Increíblemente, esta pancarta aduce que el edificio está cerrado por restauración. Tamaña falacia sólo ha causado mayor indignación en Venecia y en la Bienal.

 

Pero Venezuela sí está participando en la 50ª Bienal de Venecia, y para ello sólo hay que recurrir a las publicaciones oficiales de este festival mundial de las artes, incluida su página web. No sólo eso, las imágenes contenidas en el catálogo son las mismas que las autoridades culturales venezolanas han dicho que fueron incluídas en City Rooms a última hora. Lo que el catálogo prueba es que la esencia de la obra de Pedro Morales ha permanecido intacta. Las imágenes que aparecen publicadas en el catálogo de la Bienal fueron enviadas a Venecia por el Conac, no por el artista, quien hasta el momento de su arribo a la Serenissima no tuvo contacto directo con los organizadores del evento.

 

¿Qué fue entonces lo que ocurrió en Venecia? City Rooms se ha convertido en tema de discusión dentro y fuera de la 50ª Bienal. Periódicos y publicaciones internacionales han reseñado la participación venezolana en este gran evento, convirtiéndola en foco de atención para medios de Europa, Asia, Oceanía y América.  Televisoras italianas, españolas, canadienses y australianas, así como productores independientes y portales de internet le han dedicado espacio a City Rooms. Ha habido interesantes discusiones con curadores; académicos y estudiantes de arte han llevado a sus clases este tema particular del arte digital y la realidad virtual. Otros artistas que exponen en Venecia se han acercado para apoyar la creación artística y rechazar los intentos de domarla. Los venezolanos que se han acercado me han brindado su apoyo incondicional llenos de emoción y a veces lágrimas. En medio del candente festival de arte que ha llenado a Venecia, Venezuela ha encontrado un espacio propio muy sólido sin duda alguna. Ciertamente, impulsado por la decisión de un funcionario nacional, quien quiso que no se mostrara lo que hoy constituye una avalancha. En medio del calor – literal – de Venecia, el verdadero valor de City Rooms ha aflorado, y es que por ser una obra inmaterial, tal vez no hacía falta el espacio físico – caro y escaso en esta ciudad isla – para mostrarla: el público ha apreciado una obra extensa cuyo original reside en la internet, que usa avanzados lenguajes tecnológicos y ha sido producida por un equipo de un solo hombre. City Rooms es una obra indudablemente digital, que se apoya en la internet como base creativa y que recurre a la estética de los video juegos para presentar la imagen. City Rooms contiene elementos que le dan un carácter mayormente pictórico en un medio digital, pero que tambien incluye fotografía, video y animación digitales y realidad virtual.  Del momento histórico que Venezuela vive ha surgido una obra de arte que recurre al artificio digital para mostrar en un universo virtual que se recorre a voluntad, una visión particularmente crítica de lo que somos. City Rooms es crecimiento y aprendizaje, allí conservo intactos los elementos conceptuales de mi obra a través de una manera específica de expresarla.  Con todo esto, ha sido ya invitada para ser expuesta en varias ciudades europeas y en la FIA de Caracas.

 

He dicho que la censura a mi obra la ha impulsado. Sí, ha llamado la atención sobre ella y la ha popularizado en muchos círculos. Pero la censura, como los censores, pasan y se olvidan. El arte y la creación son permanentes, y si mi creación no fuese coherente no se sostendría aún con el empellón gubernamental. He trabajado en solitario durante años, dedicado a la pertinencia de la tecnología en el arte, a la belleza inherente al mundo fractal y la realidad virtual, concentrado sin cesar en esta búsqueda y reflexión sobre la capacidad creadora del hombre. Hoy creo que lo inexplicable e impredecible también forman parte de la vida, y que hay momentos en que tanto artista como obra deben salir forzosamente a la luz. Cuando observo la reacción del espectador local e internacional de mi obra, aquel que no la conocía y hoy se acerca con efusividad y aprecio por mi trabajo y el talento creador que en él observa, entiendo que el tiempo de Dios es perfecto, que el camino siempre ha estado allí, pleno de los colores de luz con los que he creado desde hace más de una década, cuando decidí abrir mis propios espacios en el arte digital. Si así era como tenía que mostrarse, el breve oscurantismo de un acto intolerante ha servido para decirle al mundo lo que realmente importa: que la fuerza de la creación no se puede tapar con un dedo, ni siquiera con una cortina sobre la fachada del Pabellón Venezuela en Venecia. Venezuela está participando en la 50ª Bienal de Venecia, con una obra sólida que ha recibido atención mundial por la censura pero que se sostiene por sus propios méritos. Y esta es mi verdad.

Pedro Morales

http://pedromorales.com

biennale@pedromorales.com

 

AGRADECIMIENTOS:

ANA JOSEFINA VICENTINI

NICOMEDES FEBRES

ZORAIDA FEBRES DE IRAZABAL

ANA MARIA IRAZABAL

GALERIA D'MUSEO

COLECCIONISTAS PRIVADOS, QUIENES FACILITARON MI VIAJE A VENECIA.

GENTE DE LA CULTURA

TOTA FRAINO

MARINA GASPARINI

ROLANDO PEÑA

SILKE HOHMANN (FRANKFURTER RUNDSCHAU)